Fecha: | 07.06 |
Vio la luz en la villa castellana de Almendral el año 1549. Santa Teresa la recibió a la profesión religiosa entre sus descalzas primitivas en 1572. Andando el tiempo, la escogería por compañera y enfermera. La beata Ana fue el alma de la difusión del espíritu y obra teresianos por tierras de Francia y Flandes. Allí, émula de su santa Madre, se comportó como auténtica hija de la Iglesia, ardiendo en celo por la salvación de las almas. Murió en Amberes el 1626.
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